Marino: “Se podrían salvar 6 mil vidas al año con simples medidas”
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El legislador pampeano explicó: “Se han dado importantes pasos en el camino para reducir el consumo de sodio y la población puede comprobar su cantidad en los productos alimenticios mediante la lectura de la información nutricional que contienen las etiquetas. Pero esta información no suele ser de fácil interpretación; por ejemplo, deducir si 400 gr. por porción es una cantidad alta, media o baja. Por lo tanto, frente a la gravedad del problema y al alto porcentaje de población con presión arterial alta, pensamos que una advertencia de tamaño visible, de fácil interpretación y específica para el problema del sodio, como podría ser “ALTO CONTENIDO DE SODIO”, va a tener mayor efectividad en el momento de selección de los
productos alimenticios para el consumo diario”.
La segunda iniciativa, es un pedido de informes al Poder Ejecutivo de la Nación, a través del Ministerio de Salud, acerca del cumplimiento de la Ley 26.905 de Promoción de la Reducción del Consumo de Sodio en la Población. En los diversos puntos relacionados a este tema se consulta si esta ley ha sido efectivamente reglamentada; si han adherido a dicha ley otras provincias más allá de Córdoba, Corrientes, Río Negro y Tucumán; si cumplen las grandes empresas del rubro alimenticio cumplen con los valores máximos de sodio permitidos y, en su defecto, si ha habido sanciones en caso de incumplimientos. Asimismo, Marino en su proyecto solicita información sobre las acciones que ha desarrollado el Ministerio de Salud para promover hábitos tendientes a disminuir el consumo de sodio, difundir mensajes y campañas en medios de comunicación sobre los riesgos que implica para la salud su consumo excesivo, fijar valores máximos de sodio para productos no previstos en la Ley e introducir esas nuevas disposiciones en el Código Alimentario Argentino.
La Revista Argentina de Salud Pública, del Ministerio de Salud de la Nación, en junio de 2013, publicó un artículo titulado “Análisis del contenido de sodio y grasas trans de los alimentos industrializados en Argentina”. El artículo, basado en un estudio científico, concluye que la mayoría de los productos supera los límites recomendados de sodio.
Cabe señalar que, en la Argentina, la enfermedad cardiovascular (que incluye la enfermedad coronaria y al accidente cerebrovascular) representa la primera causa de muerte. Este hecho está íntimamente ligado a los altos porcentaje de hipertensión. Según la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (ENFR) de 2009, el 34,8% de la población adulta presenta presión arterial elevada. La situación es más preocupante aún si se tiene en cuenta que la mayoría de los valores de 2009 son peores que los de la encuesta desarrollada en 2005, o sea que la situación ha ido empeorando.
La hipertensión arterial está estrechamente relacionada con un consumo elevado de sal. En la Argentina el valor promedio de consumo de sodio diario por habitante supera el doble del valor máximo sugerido por la OMS,que es de 2000 mg. La ingesta adecuada de sodio para una persona sin ningún tipo de afección es de 1000 a 1200 mg. por día según la edad y se cubre con el sodio que se encuentra naturalmente en la comida pero, como indica la OMS, un consumo de hasta 2000 mg. se ubica dentro de los limites saludables.
Entre el 65 y 70% del consumo de sodio actual de la población argentina proviene de los alimentos procesados. Está demostrado que la reducción efectiva del contenido de sodio en la dieta (no sólo la sal que se utiliza en la mesa, sino también la agregada en los alimentos procesados) proporciona beneficios significativos y que incluso tiene un impacto mayor que la medicación antihipertensiva.
“Puede parecer un tema menor o que no está tan difundido, pero mientras la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que no se deben consumir más de 5 gramos diarios de sal, la estimación del consumo de sal por persona en Argentina es de 11,2 gramos diarios. Como consecuencia de esto, padecen hipertensión arterial 1 de cada 3 personas mayores de 18 años en la Argentina, exponiéndose a las graves consecuencias que la alta presión puede acarrearles. Es un tema mucho más peligroso de lo que imaginamos y que merece toda la difusión que podamos dedicarle: Se calcula que la sola reducción de 3 gramos en el consumo diario por habitante evitaría unas 6.000 muertes cada año en nuestro país” afirmó Marino.