Qué significado tienen los días de la madre, del padre, del niño, del abuelo, y tantos más. Sin duda, son siempre un homenaje. Nos hacen acordar o nos regalan un tiempo de reflexión sobre alguien. Hasta quienes detestan estos días por su costado comercial, de tanto odiarlos los ponen en el tapete y los mantienen vivos.
El Día del Perro podría ser un día más entre esos muchos otros. Pero no lo es. Es y debería ser un día especial.
Su origen en la Argentina va de la mano de la historia de Chonino.
Chonino era un perro de la Policía Federal. Un héroe que personifica a la suma de todos los perros.
Un héroe que, el 2 de junio de 1983, muere en el intento de salvar a su guía -un policía que está siendo atacado por dos ladrones-, pero antes, arranca con sus dientes parte del bolsillo del delincuente y el documento que permite identificarlo y finalmente detenerlo…
Ese día Chonino se ganó la inmortalidad.
Ese héroe de nariz fría y mirada dulce representa hoy, a través de su memoria, a todos los perros. A los que acompañan a sus dueños hasta el final, a los que dan amor sin esperar absolutamente nada, a los que miran a la puerta todo el día intuyendo la llegada de su amo, a los famosos y a los desconocidos, y a tantos otros más, que comparten siempre nuestra vida.
Si este pequeño homenaje anual sirve para que ese día alguien acaricie especialmente a su perro, para que el caminante mire con amor al chucho que duerme acurrucado y hambriento en un pozo húmedo, para que alguien se conmueva frente al cuerpo destrozado de un perro atropellado, no con asco sino con pena; pero sobre todo, si sirve para entender que el perro es un ser vivo sintiente, sensible y sufriente que merece nuestro respeto, cuidado y consideración, entonces, el Día del Perro encuentra su clara justificación.
Feliz día a todos los perros del mundo…
