La Pampa

Marín y una autocrítica: «Todos los candidatos son de Santa Rosa”

El exgobernador dijo que al partido tienen que “federalizarlo internamente” porque “en el interior comprenden más los problemas”. Volvió a respaldar a Rogers.

El presidente del PJ pampeano, Rubén Marín, deslizó este lunes una autocrítica sobre el armado de las listas de cara a la PASO de agosto: dijo que “todos los candidatos son de Santa Rosa” y que hay que “federalizar internamente” al partido.

Marín encabezó una nueva reunión del Consejo Provincial, y antes habló del cierre de listas y los primeros compases de la campaña. Dijo que le parece “bien” que haya cinco listas porque así “todo el mundo se saca las ganas y puede ver el consenso que tiene”.

 

Pero reflejó una crítica en el armado. “Todos los candidatos son de Santa Rosa, tenemos que federalizarlo un poco internamente. Estamos en la capital, es más fácil el acceso a los medios, la cantidad de habitantes… pero en el interior comprenden más los problemas”, advirtió.

Comparó que lo mismo pasa en el contexto nacional. “Hay un centralismo que yo no había visto nunca. La disposición de los dineros de Nación sólo se emplean en la Provincia de Buenos Aires y en Capital Federal. Lo dicen incluso los integrantes de Cambiemos de acá. Nunca vi un centralismo tan fuerte como este. A La Pampa no le ingresa ni una obra, están las rutas nacionales cortadas, en la capital están todas las calles rotas… Es un centralismo que también se ha hecho desde nuestro partido, se ha deformado el federalismo partidario. Le pasa al radicalismo y nos pasa a nosotros”, analizó.

Sobre las cinco listas que se anotaron para la interna partidaria, dijo que no le molestaba la pluralidad. “El tema es que no se generen broncas que después se paguen en las otras listas. Siempre se ha tratado de esquivar algunas deficiencias para que todos pudieran participar. Las internas son buenas”, resumió.

También, más allá de la crítica inicial, defendió el armado de la lista de “consenso” desde el Gobierno provincial. “Nunca le damos la importancia que realmente tienen los representantes nacionales. Son fundamentales. Yo he tenido que pasar por representantes que estaban en otras líneas y es incómodo. Y más ahora que la relación con el Gobierno nacional es tirante, necesitás una coherencia de los que vayan a representarte. Y eso tiene que depender de la confianza del gobernador”, remarcó.

Reconoció que las internas “a veces dejan secuelas” pero marcó que “es difícil evitarlas”. “No le podés decir que no a los afiliados que quieren participar. Pero estamos cómodos, no he visto agresiones o difamaciones”, apuntó.

Marín también reconoció una “picardía” del peronismo, que lanzó su campaña antes de lo permitido por la Ley Electoral, que autoriza a hacerlo recién 35 días antes de los comicios. “Nos hicimos el interrogante, porque aparte nos van a meter multas…”, admitió el lídero partidario. Pero enseguida buscó aclarar que por ahora no son “actos de campaña” en sí sino “recorridas para instar a los militantes a que voten, a que participen”.

Rogers

Una vez más, defendió al intendente de Lonquimay, Luis Rogers, condenado a cinco años de prisión por el delito de trata de personas. “Lo tomé con dolor. Habrá que ver como resuelve la Justicia. Tengo un aprecio personal con él. No quiero entrar con el planteo jurídico porque no lo conozco”, dijo Marín, que consideró se trata de un “hecho delicado” e insistió: “Yo tengo un aprecio personal por Rogers, como tiene todo el partido. Lo queremos al “Negro””.

Sobre los pedidos de la oposición para que Rogers sea suspendido o renuncio, dijo que “eso tendrá que seguir el trámite que corresponde”. “La sentencia no está firme, y la oposición querrá sacar beneficios de esta situación. Pero me duele profundamente, sí. Y por dos motivos: por la trascendencia política y porque tengo un gran aprecio por él”, insistió.

Rogers lleva su tercer mandato como jefe comunal y es un antiguo militante de Convergencia, la línea interna que lidera Marín. Pero para el exgobernador esta situación no afectará al partido.

“Se trata de cuidar el problema de la mujer y con toda razón. También tiene que ver con que es un problema generacional. Cuando yo hice el servicio militar los prostíbulos eran oficiales, y a nosotros nos mandaban a hacer guardia ahí. Eso ha ido cambiando, es cierto. Pero en Buenos Aires cada dos cuadras encontrás uno. Con eso no quiero justificar ni actitudes ni conductas ni lo que pasó acá. Pero me parece que es un problema generacional, las personas mayores como yo u otros no lo pueden ver con la intensidad que se ve ahora. La defensa de la mujer ha puesto en evidencia conductas que antes eran lícitas y ahora no lo son”, analizó.

El Diario

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