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Fertilización en cultivos de Trigo y Cebada de la Región pampeana

Los sistemas de producción agropecuarios tienen la particularidad que para lograr un producto “X” deben intervenir una suma considerable de variables correlacionadas entre sí, muchas de ellas manejables por el productor y muchas otras inmanejables y a las que el productor se deberá adaptar.  Planta, suelo, microorganismos, variables climáticas como temperatura, radiación, humedad, viento, etc  son un ejemplo de ello.  Año a año las combinaciones de estas variables son distintas, lo que dicho de otra forma sería, no hay un año igual a otro. Este panorama genera una situación en la cual una única receta no es viable para producir todos los años y se requiera de una planificación acorde al lote en cuestión.

La técnica de fertilización no escapa al problema presentado anteriormente.  Básicamente las dosis de fertilización salen de ensayos experimentales que llevan a cabo distintos técnicos a lo largo y ancho del país, situación que deberá ser ajustada para cada zona en particular teniendo en cuenta los distintos factores manejables y no manejables mencionados al comienzo.

Por otra parte, es importante tener presente que el cultivo no requiere las mismas cantidades de nutrientes a lo largo de todo su ciclo, con lo cual debemos sincronizar la disponibilidad de los nutrientes con las necesidades del cultivo.

Fertilización nitrogenada

El nitrógeno (N) básicamente participa en la regulación del área foliar (formación y mantenimiento)  y en la eficiencia del uso de la radiación. Es junto al fósforo y al azufre uno de los nutrientes más demandados por la planta.
La aplicación del mismo puede llevarse a cabo al momento de la siembra,  al macollaje o particionar la dosis (de medio término y tardía) en casos donde existan altas deficiencias del mismo y se requiera elevar algún punto de calidad (Proteína/gluten) en los granos o situaciones de años de alta humedad donde el nutriente corra serios riesgos de lixiviación.

La metodología más utilizada para diagnosticar la fertilización nitrogenada  es la del balance, dicha metodología llega a una recomendación de fertilización en base a los requerimientos del cultivo según un rendimiento esperado y a las concentraciones del nutriente en el suelo.
Ejemplo, el trigo requiere 30 Kg de N (elemento) para producir una Tonelada de granos, si estimamos que en nuestro ambiente el cultivo puede alcanzar un rendimiento de 3 Tn debemos tener disponibles 90 Kg de N en suelo + fertilizante aplicado. Para conocer la disponibilidad presente en el suelo se deberá recurrir a un análisis que abarque los primeros 60 cm del perfil (0-20, 20-40 y 40-60).
El método del balance muestra algunas falencias, como por ejemplo el tener que  estimar un rendimiento esperado el cual siempre es estimativo y generalmente se hace en base a la estimación de futuras lluvias, por otra parte,  no tiene en cuenta una potencial mineralización por parte de los microorganismos del suelo, etc.
Para el uso de esta metodología se deberá ajustar para cada lote en particular el umbral de 30 Kg/ha de N por Tn de grano debido a que si bien es generalizado puede tener variaciones.

Otras metodologías usadas en menor medida son las de análisis del contenido de N en pseudotallos utilizando valores críticos o el contenido de clorofila en hoja mediante sensores  que determinan un índice de verdor.

Las aplicaciones de nitrógeno generalmente son al voleo pudiéndose aplicar también en la línea de siembra teniendo presente que en aplicaciones de altas dosis pueden ocurrir casos de fitotoxicidad.

Fertilización fosforada

El fósforo (P) es un nutriente que tiene gran importancia, sus funciones tienen que ver con contribuir a la tasa de crecimiento inicial del cultivo, a la formación y desarrollo radicular y conjuntamente con los demás nutrientes  a contribuir en el uso eficiente de la radiación. A diferencia del nitrógeno tiene muy baja movilidad en el suelo por lo que corre bajos riesgos de lixiviación en el perfil y además requiere de procesos muy enérgicos para desprenderlo del suelo y ser absorbido por la planta.

Para la determinación de P es necesario realizar un análisis de suelo a una profundidad de 20 cm y posterior determinación en laboratorio teniendo especial cuidado de que la muestra enviada al mismo sea representativa del lote.
Hay que tener presente que para el caso del fósforo la interpretación del análisis de suelo es una interpretación de probabilidad de ocurrencia de respuesta al agregado de fertilizante y no son respuestas absolutas, por lo tanto, no se desprenden recomendaciones a partir del análisis de suelo.  Dicho de forma simplificada, el análisis de suelo indica si hay alta o baja probabilidad de respuesta al agregado de fertilizante. Si el análisis da bajo nivel de fosforo (según umbrales), es muy probable una alta respuesta por parte del cultivo a la fertilización, mientras que a medida que aumentan los niveles de fosforo las probabilidades son más erráticas de encontrar respuesta.

Los umbrales críticos de fosforo se encuentran entre 15 y 20 ppm.  Valores menores a 15 ppm de P indican una alta respuesta a la fertilización con P.

La fertilización fosforada se realiza principalmente al momento de la siembra debido a que como se mencionó más arriba es un nutriente de vital importancia en los primeros estadios de desarrollo del cultivo. Se deberá colocar en proximidades de la semilla para que al desarrollar las raíces lo puedan tomar sin dificultad. Al igual que el nitrógeno es importante asesorarse en base a cuales son los niveles críticos de dosis de fertilizantes aplicados en la línea de siembra tolerados por el cultivo y para la zona para evitar casos de fitotoxicidad.

Como recomendación general, para casos donde el análisis arroje menos de 10 ppm se deberá corregir con 90 Kg/ha de fosfato diamónico (DAP) o monoamónico (MAP), de 10 a 20 ppm con 60 a 80 kg/ha de DAP o  MAP y más de 20 ppm con 30 a 40 kg/ha de DAP o MAP.

Fertilización azufrada

El azufre (S) al igual que los demás nutrientes también contribuye a la eficiencia en el uso de la radiación y hace también a la calidad de los granos formando parte de ciertas proteínas específicas.

Su diagnóstico es extremadamente complejo pero de modo general podemos asumir que niveles de S-SO4 (Azufre en forma de sulfato) menores a 10 ppm indican alta probabilidad de respuesta a la fertilización.

Consideraciones finales

  • Es de vital importancia conocer el lote, hacer un diagnóstico y para ello no hay nada mejor que realizar un análisis de suelo que sea representativo. Conociendo el lote y la disponibilidad de nutrientes decidir sobre dosis de fertilización.
  • Todos los nutrientes entre ellos tienen una sinergia. No basta con corregir un solo nutriente, es aconsejable conocer la disponibilidad de la mayoría de ellos y realizar una fertilización balanceada.

 

  • Los nutrientes al igual que el agua, cuando se encuentran en deficiencia generan un estrés en la planta que sin dudas se traduce en pérdidas de rendimiento y calidad.

 

  • Las plantas no requieren todos los nutrientes al mismo tiempo y en cantidades únicas. Es aconsejable aportarlos según las demandas del cultivo en su ciclo y objetivos productivos. Ej: lograr mayores rindes con calidades aceptables  en trigo o cebada.

 

  • Recordar!! No aplicar por aplicar. No aplicar cierta dosis porque el vecino lo hace o porque todos los años aplico lo mismo (no existen recetas). Son sistemas biológicos y no todos los años responden de la misma manera.

Por el Ing. Agrónomo

Cristian Funcia

 

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