En el momento clave de la cumbre, desarrollada en el Palacio de Itamaraty -sede de la Cancillería brasileña-, los países miembros del Mercosur -Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela- firmaron el protocolo de adhesión de Bolivia.
El documento fue ratificado por los presidentes de la Argentina, Cristina Fernández de Kirchner; de Brasil, Dilma Rousseff; de Paraguay, Horacio Cartes; de Uruguay, Tabaré Vázquez, y de Venezuela, Nicolás Maduro, además del propio mandatario boliviano, Evo Morales.
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Argentina, Brasil, Uruguay y Venezuela ya habían firmado en 2012 el protocolo de ingreso del país andino, pero faltaba la firma de Paraguay, por entonces suspendido por el golpe institucional contra Fernando Lugo, en junio de ese año, considerada antidemocrática por los países miembro, lo que obligó a la firma hoy de un nuevo texto, ya con Asunción incorporada.
De acuerdo al reglamento del Mercosur, la adhesión de Bolivia como miembro pleno debe ser ratificada ahora por los Congresos de Brasil, Paraguay y Bolivia, como ya lo hicieron los Parlamentos de Argentina, Uruguay y Venezuela.
El documento suscrito hoy pone de relieve la importancia de la adhesión de Bolivia “para la consolidación del proceso de integración de América del Sur, con base al esfuerzo mutuo y la convergencia de los diferentes esfuerzos y mecanismos subregionales de integración”.
A partir de ahora, Bolivia tendrá cuatro años para adecuarse a las normas del bloque, lo que implica, entre otras condiciones, usar la Tarifa Externa Común (TEC), que se utiliza en transacciones comerciales con terceros países.
Los presidentes tuvieron hoy una primera reunión privada, a la que se sumaron más tarde los representantes de los países asociados: Morales; el vice ecuatoriano Jorge Glas; el mandatario guyanés David Granger; el ministro chileno, Jorge Burgos; la embajadora colombiana en Brasilia Patricia Cárdenas; y la coordinadora nacional de Perú para el bloque Marcela López Bravo.
Al celebrar el ingreso de Bolivia, Morales destacó su “alegría porque después de tres años fue aceptado” su país como sexto miembro pleno del bloque surgido en 1991 en Paraguay.
Dijo aguardar con “mucha esperanza” el futuro del organismo regional en el que vislumbra más “desarrollo” en el plano económico y político.
Después, el presidente de Paraguay, Cartes, recibió la presidencia temporal del Mercosur, por seis meses, de manos de Rousseff, gesto con el que además se clausuró la cumbre semestral del bloque.
“Me siento muy honrado en asumir la presidencia pro-tempore en representación de Paraguay”, declaró Cartes, quien reafirmó su “compromiso con los postulados que han inspirado la creación del bloque” y prometió conducir al Mercosur durante los próximos seis meses con “la mayor responsabilidad”.
Al recibir el martillo artesanal de madera que simboliza la presidencia del Mercosur, Cartes recalcó que instará al bloque a proponer metas “realizables” y a “concretarlas en la mayor brevedad posible”. “No hay tiempo que perder, hagámoslo ahora”, señaló.
El mandatario resaltó que Paraguay propone un Mercosur “sin trabas en el comercio” entre sus miembros, aunque precisó que para ello es necesario el apoyo político de los Gobiernos.
Durante su discurso en la sesión plenaria, Cartes, al igual que Uruguay y Brasil, consideró que el Mercosur debe seguir avanzando en sus negociaciones con la Unión Europea, las cuales se arrastran desde hace más de tres lustros.
Fue Rousseff la que puso en palabras de modo más claro el compromiso del Mercosur de intercambiar sus primeras ofertas de acceso a mercados con la UE el último trimestre del año, en el marco del acuerdo de asociación que negocian ambos bloques.
Rousseff destacó que el Mercosur desea la materialización de un “amplio acuerdo comercial” con sus socios europeos y también desea avanzar en contactos con otros países para negociar acuerdos comerciales, entre los que citó a Corea del Sur y a Túnez, y aseguró que el bloque avanzó en el “diálogo” con la Alianza del Pacífico.
El bloque también acordó la renovación del Fondo para la Convergencia Estructural del Mercosur (FOCEM), que financia obras en diversas áreas en los países del bloque, por un período de otros diez años.
Los mandatarios y representantes escucharon también cómo el venezolano Maduro y el guyanés Granger llevaron hasta el pleno la disputa territorial que ambos países mantienen por la zona conocida como Esequibo e intercambiaron algunas acusaciones, aunque sin elevar el tono.
El presidente de Guyana pidió al Mercosur “defender” la “integridad” del territorio de su país, mientras que Maduro aseguró que el conflicto es “producto de un despojo histórico que el imperio británico le hizo a la Patria de Bolívar en el Siglo XIX”.
El presidente venezolano, además, anunció que la Unasur convocará una reunión para tratar el tema en agosto próximo, en Asunción.
El vicepresidente de Ecuador, Glas, en tanto, denunció los “intentos de desestabilización” que atraviesa el Gobierno de Rafael Correa, a partir de la serie de protestas que vive el país y que, según advirtió, tienen como “fin último derrocar un gobierno legítimamente elegido”.
Ecuador es escenario desde hace un mes de protestas de la oposición contra las propuestas de reformas legales que fijan nuevos gravámenes a las herencias y a la plusvalía inmobiliaria.
Glas aseguró que la decisión de Correa de suspender de manera temporal el trámite legislativo de esas leyes y de instar el país al diálogo ha sido “un llamado no acogido por la oposición, pero sí por el pueblo”. “Sabemos que no estamos solos”, destacó.